ATRIO. CÁCERES.

Entre los destinos anotados en mi lista de deseos para este verano estába marcada con fluorescente, una ciudad que siempre habia tenido en mente conocer: CÁCERES, situada en la región occidental de Extremadura: tierra de cereales, de setas, el de miel y de uno de los mejores cerdos ibéricos del mundo, ahí es nada!

Pero cuando al fin se materializa mi deseo y llego a la maravillosa Cáceres... además me sorprenden con una estimulante cena en el fabuloso RESTAURANTE ATRIO (que además cuenta con un lujoso hotel, que es la pera!), ya fué el no va más de los sueños, te aseguro que en ese momento toqué el cielo con los dedos y alcancé las estrellas.

Decir Cáceres es decir Restaurante ATRIO y viceversa, pero no solo desde el punto de vista gastronómico ya que sus dos Estrellas Michelin (la primera en 1994 y la segunda en el 2004 ) son las únicas que relucen en todo el cielo extremeño, sino por la labor de dos amigos como son Toño Pérez (el chef, uno de los cocineros más importantes de la historia gastronómica contemporánea extremeña) y José Polo (actual responsable de la sala y la bodega), que han hecho para ayudar a convertir su ciudad Cáceres, en un referente de la arquitectura, el arte y la cultura.



Así que ahí estaba yo entre emocionada y nerviosa a partes iguales, después de perderme por las callejuelas de la ciudad que son un delicioso viaje al pasado, llego a las inmediaciones de ATRIO, donde sin duda quiero destacar su idílica ubicación.

Y es que Cáceres huele a tradición, a rincones mágicos con mucha, mucha historia, con esa muralla morisca que abraza la ciudad, a sus estrechas calles medievales hoy abarrotadas de turistas. 
Pero es que además Cáceres huele a alta cocina... la que encontramos en un restaurante donde cada detalle está pensado a mimo, para disfrutar con los cinco sentidos y que se esconde tras las paredes vividas de un palacete cargado de historias. Un edificio precioso que rebosa lujo y detalles por todas partes.



Cruzo por fin la puerta que separa a ATRIO (uno de los templos de la alta cocina española) de la empedrada Plaza de San Mateo. Entro sin duda, en otra dimensión!



Desde luego otro de los puntos fuertes de este restaurante es la manera en que te recibe todo su encantador equipo, te arropan y acogen con tanto mimo, amabilidad, haciéndote sentir tan cómodo... que estás más a gusto que en tu propio casa, je, je, je, eso si, sin agobiar en ningún momento. 
Lo mejor es dejarse querer, ponerse en manos del fantástico equipo, dejar que te organicen, te recomienden y sobre todo que te hagan disfrutar. 



El comedor es súper chulo, coqueto, acogedor y muy cálido, con un cuidado mobiliario de alto diseño que salpica cada esquina. Manteles blanquísimos que contrastan con las vigas de madera y todo pulcramente preparado.



Tras la agradable bienvenida y una vez acomodados en la estupenda mesa, nos convidadan a un aperitivo y nos ofrecen la lustrosa carta de vinos, ni más ni menos que unas 300 o 400 páginas, si amigo, has leído bien... con las referencias nacionales e internacionales más clásicas, curiosas, lujosas, diferentes del mundo mundial.
Sinceramente te puede pasar como a mi...que estuve pasando hojas para delante, para atrás, recreándome en la lectura para que al final cerrara la carta y que el fantástico Sommelier me iluminase y recomendase el vino para el increíble festín con el que nos íbamos a deleitar.



Fantástica recomendación (por cierto) con este BOBÓ, un vinazo Argentino con uva Malbec, de la Bodega Trapezio cuyas siglas son la síntesis de los vocablos Burgeois + Bohemian (Burgués + Bohemio), elegante, con cuerpo, volumen y sorprendente a medida que pasaban los minutos e iba evolucionando.



Pero vamos al lío... y que se come en Atrio, te preguntarás?
De los dos menús degustación que tienen, uno se basa en el Mar y el otro en el Cochino en estado puro...

La propuesta ganadora (ya que estoy en tierras extremeñas) fue la del hijo mimado de la dehesa, ya que es el hilo conductor de todas las elaboraciones de este menú, desde el primero hasta el último de los más de 11 pasos que lo componen tienen como elemento protagonista algún derivado del cerdo ibérico de Bellota y por supuesto de los productos más emblemáticos de Extremadura. Y es que quien puede resistirse ante esta propuesta?!

Destacar algún plato sobre otro me parecería injusto porque realmente son todos y cada unos de ellos divinos, con una estética enormemente atractiva, elegantes, como puedes apreciar en el vídeo, pero la sensibilidad, la delicadeza con la que se manejan los matices y la excelente ejecución de la técnica, me resultan muy difíciles de trasladartelo desde aquí si no pruebas sus platos.
Magníficas las manitas de ibérico con vieira con caviar de beluga, la careta de cerdo con cigala y caldo de ave, o la pluma crujiente con salsa de miel y mostaza y que contarte de el rabo de cerdo glaseado con setas y trufa. Y entre los postres: la cereza que no es cereza, es un trampantojo de gelatina de cereza, rabito de chocolate negro y huesos de chocolate blanco, toma ya!



Lo reconozco hacía tiempo que no salivaba de esta manera, esto es un paraíso para los amantes del ibérico, sublime, estratosferico!

Creo que Toño es capaz de equilibrar a la perfección tradición y modernidad sin perder un ápice de autenticidad, su cocina es osada, personal, razonablemente actual, con perfectos equilibrios entre los ingredientes y con un producto local de primera sin que nada, enmascare lo más importante, el sabor, mucho sabor. 
La cocina de ATRIO apuesta por la magia de la tierra, por hacer exquisito lo común y desde luego sorprende con cada una de sus propuestas que te hacen llorar de gusto y dejarte el paladar a flor de piel.



Hay restaurantes en los que se come bien y restaurantes en los que se toca el cielo. Lugares mágicos, de esos en los que cada bocado hace cosquillear el estómago, como un buen beso. Lugares que, en definitiva, son amor. Lugares como ATRIO
Y es que, en este espacio en el que el chef Toño Pérez obra sus sortilegios, me he vuelto a enamorar. El flechazo es inevitable porque ATRIO lo tiene absolutamente todo: un espacio precioso, una cocina de matrícula de honor y una bodega que quita el sentido hasta al más abstemio.

Concluida la cena y muy bien acompañados por Jesús, nos damos un paseo por la inmensa y pulcra cocina a nuestras anchas y por supuesto a la ansiada bodega.



Jesús que fue súper amable, nos explica la historia de la bodega contando multitud de anécdotas y detalles durante todo el recorrido. 

Espléndida bodega está considerada como una de las más importantes de España y la quinta o sexta del mundo. Cuenta con 50.000 botellas que descansan en un espacio circular bajo el restaurante y su recién renovada carta de vinos, es una biblia enólogica con 4.000 referencias que Jose y Toño han ido atesorando a lo largo de los años.



Es absolutamente increíble, no sólo por su impagable belleza arquitectónica y ordenación de las botellas, sino porque los vinos que guardan son sensacionales, únicos... más que una bodega yo diría que es todo un museo con obras de arte líquido, que pude admirar sin pestañear.


*Grupo Bertas Moments al completo, por primera vez y sin que sirva de precedente. 😜


Relajada y feliz más aún si cabe, concluyo mi velada degustando un delicioso café y unos delicados dulces (menos mal que soy precavida y había sacado de casa el tercer estómago de repuesto) en el pequeño jardín, paraíso de paz y belleza, que albergan en su patio interior lleno de vegetación, incluso con un bonsai donado por el expresidente Felipe González.
* Siento la mala calidad de la foto pero es que apenas había luz.



Totalmente idílico este coqueto oasis en medio de Cáceres, lujazo!



Encantada de conocer al gran chef Toño Pérez, un tipo simpático, muy amable y divertido que transmite la debilidad y el amor que siente por su profesión. 



Me divierte mucho que los chefs salgan de las cocinas, que las cocinas salgan de los restaurantes y que la gastronomía se disfrute y transforme en conceptos únicos, porque comer no es solo un acto de supervivencia.
El éxito no es casualidad, es una receta mezclada de suerte, talento, trabajo, constancia y ganas, muchas ganas. Así que me voy gustosa de haber podido disfrutar del magnífico Restaurante ATRIO y de su estupendo equipo agarrándome a la conclusión de que al éxito se llega trabajando y aquí saben mucho de esto.
También me voy con unos deliciosos macarrons y unos dulces gentileza de la casa dentro de mi bolso, para hacer más dulce el camino.

 ATRIO, eres un lujo que todos deberíamos pegarnos al menos una vez en la vida. UN PLACER.

Disfruta del vídeo...






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