ALMA RESTAURANTE. BURGOS.
Hoy soy viajera a la conquista del sabor; hoy quiero llenar mi maleta de texturas e ingredientes exóticos y diferentes; hoy salgo a conquistar el mundo desde mis papilas gustativas y quiero que me acompañes.
En Alma restaurante además del menú diario o de los maravillosos platos de la carta, ahora puedes disfrutar de su nueva ruta de viaje: un original y peculiar menú para poder recorrer el mundo 🌍 sin moverte de la silla.
En este viaje culinario viajaremos desde Asía hasta el Mediterráneo, pasando por Perú, Mexico, Senegal, partiendo siempre de un buen producto y de altas dosis de creatividad.
En cuanto a los vinos, tienen diversas referencias a elegir, pero para este menú en particular si que “echo de menos” alguna apuesta singular y más sugerente que maridasen con la propuesta gastronómica.
“Comiénzanos” 😝 con una tapa con chispa, un huevo de codorniz con salsa huancaína, de origen peruana que se elabora a partir de leche evaporada, galleta de soda, queso fresco, cúrcuma y chile amarillo, lo que le aporta ese punto picante que a mí tanto me gusta. Un sabroso bocado a base de huevo cocido que junto a la salsa me parece una mezcla muy original.
Viajamos hasta Japón para degustar un sencillo y crujiente langostino empanado en una especie de pan rallado japonés (el panko), que junto a la salsa tonkatsu con un toque sabor barbacoa y jengibre está correcto sin más, el menos sorprendente de la velada, en mi opinión.
Un plato típicamente tailandés, que me encanta. Una perfecta combinación con el jugoso pollo maridado y las especias como el curry. La salsa en la cual se aprecia el punto del cacahuete, no podía defraudar.
Una sidra sorprendente de un precioso color ámbar profundo, un sabor sutil y quizá menos fuerte que la de mi Asturias patria querida, pero con un dulzor y acidez muy equilibrado.
Recién llegamos a Senegal: pescado (que en este caso era bacalao) macerado y frito en cama de arroz basmati con salsita que toma como base el macerado del pescado, junto a pimentón y mostaza.
Ándale wey, no podía faltar una comida típica del país de los mariachis, un plato chingon. Un bocado de carnaza con saborazo coronada con una refrescante picada de tomate, chalotas y un toque de aguacate.
Elaborada con queso Pitu, típico asturiaano, estaba espléndida, esponjosa, cremosa, fina y con un dulzor perfecto.
Un placer como siempre, da gusto volver a lugares con Alma, donde te encuentras como en casa!
Te presento ALMA RESTAURANTE, un acogedor local en el centro de Burgos (C/ General Sanz Pastor) del que ya te he hablado en alguna ocasión, donde el chef Sergio Vidal, me ha enamorado con su cocina viajera inspirada en las gastronomías de todo los rincónes del globo (a un precio estupendo). ¿Vamos?
En Alma restaurante además del menú diario o de los maravillosos platos de la carta, ahora puedes disfrutar de su nueva ruta de viaje: un original y peculiar menú para poder recorrer el mundo 🌍 sin moverte de la silla.
Así que disfrutón, ponte en situación: agarra a tu grupete de amigos del brazo y venirse a disfrutar cualquier noche del jueves, viernes y sábado de esta recopilación de platos en su mejor versión, de un montón de destinos llenos de gastronomía, sin duda, tapas que alimentan el Alma!
Me encanta este restaurante por su ambiente amable y su cocina de temporada pero con un planteamiento joven, singular y práctico donde darte un capricho y máxime cuando se trata de propuestas divertidas y originales como esta que te traigo.
En este viaje culinario viajaremos desde Asía hasta el Mediterráneo, pasando por Perú, Mexico, Senegal, partiendo siempre de un buen producto y de altas dosis de creatividad.
En cuanto a los vinos, tienen diversas referencias a elegir, pero para este menú en particular si que “echo de menos” alguna apuesta singular y más sugerente que maridasen con la propuesta gastronómica.
Un detalle que actualmente proponen muchos restaurantes y que a mí particularmente me parece todo un gran acierto, por la duda que en ocasiones te surgen a la hora de maridar un menú degustación que no conoces y porque de esa manera no te estancas con un solo vino y pueden sorprendente con propuestas distintas.
Te cuento, como siempre mi experiencia plato a plato.
Huevos de codorniz a la Huancaína.
“Comiénzanos” 😝 con una tapa con chispa, un huevo de codorniz con salsa huancaína, de origen peruana que se elabora a partir de leche evaporada, galleta de soda, queso fresco, cúrcuma y chile amarillo, lo que le aporta ese punto picante que a mí tanto me gusta. Un sabroso bocado a base de huevo cocido que junto a la salsa me parece una mezcla muy original.
Bramborák con ensalada de Apionabo. La foto es la de ⬆️⬆️⬆️
La tortita que hace de base o tostada es el bramborák, una receta tradicional de la cocina de República Checa: son panqueques fritos de papa rallada o molida, pero se pueden encontrar muchas variantes.
En este caso, nuestra rica tapa de bramborák es una pasta de patata con mejorana, con una picadita de apionabo por encima y una salsa típica de Francia: remoulade, hecha con mayonesa y mostaza blanca a la que la han incorporado un picadito muy fino de encurtidos. Una tapa de estas de hincarle el diente mientras lo sujetas entre los dedos, para después chupartelos, súper rica con el puntito ácido y fresco de la salsa remoulade (tipo tártara) que me flipó.
Langostino en panko con salsaTonkatsu.
Viajamos hasta Japón para degustar un sencillo y crujiente langostino empanado en una especie de pan rallado japonés (el panko), que junto a la salsa tonkatsu con un toque sabor barbacoa y jengibre está correcto sin más, el menos sorprendente de la velada, en mi opinión.
Brocheta de pollo satay.
Un plato típicamente tailandés, que me encanta. Una perfecta combinación con el jugoso pollo maridado y las especias como el curry. La salsa en la cual se aprecia el punto del cacahuete, no podía defraudar.
*Las primeras cuatro tapas se presentan emplatadas de dos en dos supongo que por sentido práctico, pero creo que de esta manera quizá el protagonismo se lo quiten la una a la otra. Me hubiese gustado más que las sirvieran independientemente.
Estos primeros bocados los maridamos (por recomendación de la jefa de sala y para variar un poco) con Cidre de Fouesnant, una sidra con manzana Bretaña.
Una sidra sorprendente de un precioso color ámbar profundo, un sabor sutil y quizá menos fuerte que la de mi Asturias patria querida, pero con un dulzor y acidez muy equilibrado.
Un maridaje perfecto para degustar estas tapas de paseo por el mundo ya que tienen ciertos sabores especiados o picantes y que al ser una bebida con burbuja, limpia el paladar y refresca la boca!
Yassa de pescado del día.
Recién llegamos a Senegal: pescado (que en este caso era bacalao) macerado y frito en cama de arroz basmati con salsita que toma como base el macerado del pescado, junto a pimentón y mostaza.
Este plato original con Yassa es picante y suele elaborarse con pollo, esta es una variación para hacerlo más divertido y asi fusionar lo antiguo y lo global.
Un plato sabroso, curioso, diferente!
Clásico mexicano de carrillera de res con pico de gallo.
Ándale wey, no podía faltar una comida típica del país de los mariachis, un plato chingon. Un bocado de carnaza con saborazo coronada con una refrescante picada de tomate, chalotas y un toque de aguacate.
La única pega que le pongo a este plato es la porción un pelin pequeña, estaba tan sabroso que me hubiera encantado repetir.
Para estas dos ultimas tapitas y dado que éramos cuatro comensales nos decantamos por un vino más clásico y potente, un tinto de Ribera del Duero Vega Izan, pero con el siempre aciertas y con el que disfrutamos hasta el final.
Tarta de queso asturiano.
No me extraña terminar este viaje poniendo la guinda con un dulce tan típicamente español y olé!
Elaborada con queso Pitu, típico asturiaano, estaba espléndida, esponjosa, cremosa, fina y con un dulzor perfecto.
En definitiva una velada agradable con una propuesta de tapeo diferente y muy apetecible que sin duda te recomiendo, para degustar tranquilamente sin prisas saboreando, comentando cada propuesta y disfrutando del momento. Y es que a veces me encantaría que las manecillas del reloj se detuvieran, aunque fuera unos segundos para poder disfrutar más de las cosas, de los buenos alimentos pero sobre todo de las personas.
Un placer como siempre, da gusto volver a lugares con Alma, donde te encuentras como en casa!
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