EL POLISON. BURGOS.
Por fin me hallo a mí misma y encuentro un pequeño momento para pasarme por aquí... y es que llevo ya unos cuantos días de desconexión “blogueril” y esto no puede ser, je, je, je.
El día era frío, muy frío, prácticamente helador, aún así en el cielo con algún trazo en azul, el sol asomaba tímidamente, con toda la tarde de asueto por delante y ataviada con mi jersey de lana gustoso, se me ocurrió venir a deleitarme con las ricas viandas del Polisón.
Siiii, vaaaale.. que tienes hambre o mariposas en el estómago? Te cuento que puedes elegir entre el Menú Escenario (menú diario con dos entrantes, un segundo y un postre a elegir), el Menú Bambalina (menú degustación de varios platos ~ del que tienes un post anterior~ ) y el Menú Castellano... que es del que te voy a hablar hoy en concreto, porque no hay nada mejor para combatir el frío que un buen caldito reconstituyente!
Como aperitivo del día un pequeño sorbo de crema de 🎃 para ir entrando en calor...
Te cuento que para este potente menú Castellano, lo maridamos siguiendo las recomendaciones de la amable y profesional Angie, con un tinto Ribera del Duero, que no conocía: Sentido, un nombre muy apropiado para este momento casual!
Sentido es el hermano pequeño de Neo (Bodegas Neo), un vino con carácter, muy sabroso, sutil y sorprendente en boca.
El primer entrante es un delicioso crujiente de morcilla de Burgos y pimiento asado, un plato honesto y sin complicaciones, sabes lo que vas a comer y además está de muerte, la morcilla típica burgalesa pero con ese toque crujiente, con texturas muy equilibradas y súper sabrosas.
El segundo entrante llega en forma de una sopa castellana deconstruida, nada mejor para mi cuerpo serrano, sopa espesita (por el pan), súper rica, de esos calditos ardientes de los de soplar la cuchara antes de llevártela a la boca.
En los segundos platos toca elegir entre cordero o bacalao y en este caso al ser dos comensales estaba claro... uno de cada por favor y así pruebo ambos!
El cordero asado es el animal de culto de esta zona, todo un clásico con el que nunca fallas.
Entre mis pescados preferidos sin duda está el bacalao y estaba para chuparse los dedos, una generosa puesta de bacalao muy sabroso. Un producto muy bien tratado que junto al fino acompañamiento de la tierna cebolla y la base de ajo negro me parece perfecto, para no restarle sabor al ingrediente principal, me encantó.
El pre-postre a base de un chupito de frutas, sin más, en mi opinión el sirope de fresa sobraba, ya que solo aportaba color, pero sin embargo demasiado dulzor.
Sabido que me chiflan los dulces, el postre sin embargo espectacular: un milhojas de helado de queso artesano con nueces caramelizadas y miel de flores todo un espectáculo para la vista, el gusto e incluso el olfato.
El tiempo es relativo, alguien lo ha dicho más de una vez. Aunque nos empeñemos en inventar las horas y los días, el tiempo no es más que tiempo. Así que te recomiendo que te apuntes a un bombardeo, no pierdas ni un momento e invéntate cualquier excusa para disfrutar de estos ratos de desconexión, que seguro alimentan tu sonrisa, así como me alimentan a mi estos momentos gastronómicos en lugares que merecen la pena, como El Polisón.
Así que con la llegada del nuevo año, del fresquito burgalés y con un poco más de tiempo para retomar mis hábitos saludables... hace unos días me dejé caer por unos de esos rincones con encanto que tenemos en Burgos y que en ocasiones no apreciamos (quizá) lo suficiente.
Ya te había hablado en alguna otra ocasión del restaurante Polisón, situado en un marco incomparable en el paseo del Espolón, junto al teatro principal. Un lugar agradable, luminoso, muy mono y con apetitosos platos de esos que me hacen sonreír.
Sonará exagerado, pero así es: hincarle el diente alguna delicia gastronómica de las que se traen entre manos por aquí y olvidarlo todo y si ya acompañamos la experiencia con una copita de vino rica, ¡mano de santo!
No hay mal rollo que se resista a un buen maridaje. Comer, me encanta y por eso hoy quiero recomendarte este lugar, El Polisón.
El día era frío, muy frío, prácticamente helador, aún así en el cielo con algún trazo en azul, el sol asomaba tímidamente, con toda la tarde de asueto por delante y ataviada con mi jersey de lana gustoso, se me ocurrió venir a deleitarme con las ricas viandas del Polisón.
Acomodada en mi mesa favorita, comenzaba a respirar tranquilad y felicidad, ante una maravilla de vistas que asoman a través de un gran ventanal... naturaleza en plena ribera del Arlanzón, unas vistas inmejorables, que más podía pedir?!
Siiii, vaaaale.. que tienes hambre o mariposas en el estómago? Te cuento que puedes elegir entre el Menú Escenario (menú diario con dos entrantes, un segundo y un postre a elegir), el Menú Bambalina (menú degustación de varios platos ~ del que tienes un post anterior~ ) y el Menú Castellano... que es del que te voy a hablar hoy en concreto, porque no hay nada mejor para combatir el frío que un buen caldito reconstituyente!
El menú comienza con un pequeño Snack de mantequilla ahumada y digo pequeño literalmente porque... sabroso está un rato, pero la tosta se queda demasiado escasa.
Como aperitivo del día un pequeño sorbo de crema de 🎃 para ir entrando en calor...
Te cuento que para este potente menú Castellano, lo maridamos siguiendo las recomendaciones de la amable y profesional Angie, con un tinto Ribera del Duero, que no conocía: Sentido, un nombre muy apropiado para este momento casual!
Sentido es el hermano pequeño de Neo (Bodegas Neo), un vino con carácter, muy sabroso, sutil y sorprendente en boca.
El primer entrante es un delicioso crujiente de morcilla de Burgos y pimiento asado, un plato honesto y sin complicaciones, sabes lo que vas a comer y además está de muerte, la morcilla típica burgalesa pero con ese toque crujiente, con texturas muy equilibradas y súper sabrosas.
El segundo entrante llega en forma de una sopa castellana deconstruida, nada mejor para mi cuerpo serrano, sopa espesita (por el pan), súper rica, de esos calditos ardientes de los de soplar la cuchara antes de llevártela a la boca.
Un plato clásico y delicioso con su huevo perfectamente escalfado y sus crujientes torreznos, perfecto para combatir el biruji característico del invierno (...o la primavera...) en Burgos.
En los segundos platos toca elegir entre cordero o bacalao y en este caso al ser dos comensales estaba claro... uno de cada por favor y así pruebo ambos!
El cordero asado es el animal de culto de esta zona, todo un clásico con el que nunca fallas.
Entre mis pescados preferidos sin duda está el bacalao y estaba para chuparse los dedos, una generosa puesta de bacalao muy sabroso. Un producto muy bien tratado que junto al fino acompañamiento de la tierna cebolla y la base de ajo negro me parece perfecto, para no restarle sabor al ingrediente principal, me encantó.
Un plato sutil, con sabor, equilibrado y muy fino.
El pre-postre a base de un chupito de frutas, sin más, en mi opinión el sirope de fresa sobraba, ya que solo aportaba color, pero sin embargo demasiado dulzor.
Sabido que me chiflan los dulces, el postre sin embargo espectacular: un milhojas de helado de queso artesano con nueces caramelizadas y miel de flores todo un espectáculo para la vista, el gusto e incluso el olfato.
Muy, muy top, un clásico postre pero muy bien evolucionado hasta conseguir ese punto más innovador y visual para el comensal.
El tiempo es relativo, alguien lo ha dicho más de una vez. Aunque nos empeñemos en inventar las horas y los días, el tiempo no es más que tiempo. Así que te recomiendo que te apuntes a un bombardeo, no pierdas ni un momento e invéntate cualquier excusa para disfrutar de estos ratos de desconexión, que seguro alimentan tu sonrisa, así como me alimentan a mi estos momentos gastronómicos en lugares que merecen la pena, como El Polisón.
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