GALORIA. LERMA.

¿Quieres ser feliz para siempre? ¿Buscas una razón para saltar de la cama como un rayo y con una sonrisa panorámica por la mañana, incluso cuando no estás de vacaciones? ¿Disfrutar pequeños momentos?
Quizá lo hayas intentado con el hygge, la filosofía danesa que arrasó hace unos meses y que abogaba por las bondades de una vida construida a base de pequeños placeres cotidianos. O puede que te hayas apuntado al lagom, ese concepto sueco cuya practica es sinónimo de serenidad, equilibrio y paz, o al lykke, que invita a encontrar la alegría en cualquier cultura, en cualquier momento y en cualquier lugar. Si nada de lo anterior te ha servido, ahora desde el Lejano Oriente, llega un nuevo término que arrasa... el ikigai!
Por lo visto, este nuevo término japoneses esconde la receta para llegar a los 100 años y ser feliz, pero feliz de verdad, no a golpe de likes y emoticonos.
Ikigai...o lo que es lo mismo tener una misión, una motivación, el ikigai empuja a actuar para descubrir la raison d’être (la razón de ser), a ser activo, a ponerse en el camino que apunta en una dirección. No es alcanzar la felicidad en sí misma, sino entregarse los demás, aportarle algo a la sociedad... 
Así que esta es mi objetivo de hoy, recomendarte un lugar súper especial que he descubierto hace poquito aquí muy cerquita de Burgos, en la Villa Ducal, en Lerma!


Si juntamos tres virtudes cómo la astucia, la creatividad y el valor, obtenemos como resultado el restaurante de Gustavo, autodidacta y apasionado de la gastronomía y Francis, con un largo bagaje en el mundo de la restauración, Restaurante Galoria, situado en la calle Mayor y enclavado en un maravilloso antiguo palacete del siglo XIX.

Restaurado recientemente (hace algo más de tres añitos) por esta pareja que ha sabido aunar sus experiencias y su gran pasión por el mundo de la restauración, creando este lugar que invita al disfrute, en la versión más extensa de la palabra.
Además de fusionar el apellido de las madres de ambos Gala y Oria como cariñoso homenaje a la familia, a sus madres, creando así un nombre elegante y con personalidad como Galoria, que transmite para Gustavo y Francis, valores de tradición, innovación y equipo a partes iguales, toda una filosofía de vida!




Galoria es un agradable lugar que invita al sosiego a través de la calidez y el silencio de su entorno, accedes por su original terraza que no puede ser más divina, llena de plantas, flores, color, elegancia y con detalles divertidos que no pasan desapercibidos. Por cierto, donde además de disfrutar de este oasis de paz en los meses de verano, en el mes de julio, todos los viernes por la tarde hay música en directo, toma nota porque esto es lujo, lujazo.

Una vez dentro el local se divide en dos espacios, en la planta baja está la zona con un ambiente más desenfadado, súper acogedor, con una colorida barra que me chifla, varias mesas rústicas con sus sillas de colores (a juego con la barra) y una cantidad importante de detalles a los que necesariamente hay que prestar atención. 




Desde maravillosos antiguos carteles publicitarios de bebidas, lámparas de araña... a sus tuneados cuartillos de ventanas a modo de ingeniosas pizarras con propuestas apetecibles, un lugar que invita a un picoteo más informal pero no menos vistoso: no te puedes perder sus famosas hamburguesas, los filetes de anchoa artesana de Laredo, ensaladas, degustaciones de queso, tostada de foie... y así un mar de interesantes propuestas...que te van a encantar.

El restaurante se encuentra en la primera planta a la que transito por unas escaleras y un pequeño hall, de verdad que no puede ser más ideal porque mirase donde mirase, todos los sutiles detalles decorativos se me hacían de lo más instagramizablesuna monada de lugar!
El comedor es bárbaro de bonito, acogedor, detallista, amable, es amplio con varias mesas pero muy cómodamente espaciosas entre sí.



Una decoración sobria y muy elegante me rechiflan sus grandes cortinas que hacen de separación a dos espacios más independientes como si fueran reservados, su maravillosa lámpara de techo, la suave música ambiental, destacan la delicia de los cuadros de la galería de arte de la hermana de Francis y por supuesto la vajilla, cada mesa cuenta con platos diferentes que se encargan personalmente de elegir, que es súper cuqui!







Pero vamos al lío, en Galoria puedes comer a la carta, elegir el menú de mercado de tres primeros y tres segundos de lunes a viernes a mediodía, un menú de lechazo si te apetece más o mi favorito como no...el menú Galoria  (degustación), que en este caso cuentan con uno de seis pases y otro más largo, de nueve.
En mi caso degusté el menú degustación de seis pases, perfecto porque era cena, pero si vienes a comer y además eres de buen saque, quizá te recomiendo que pidas el de nueve platos!

Noche de estreno también para el vino, me decanto (cuentan con una buena carta de diferentes referencias de vino) por un tinto Ribera del Duero de la bodega Dominio del Águila, Pícaro del Águila (tempranillo principalmente, garnacha, blanca del país y Bobal), vino sabroso, especiado, divertido y con buena acidez.




Comienza la experiencia gastronómica con un exquisito pan de centeno y mermelada de cebollajunto a una capa extra fina de manzana ácida que le aporta frescor al plato y el espléndido foie curado con brandy añejo, pimientasal y un poquito de uva.
Sobran las palabras, pero imagina que hasta los dedos me rechupetee...




Continuo con un cogollo de Tudela cocinado a alta temperatura con un pil pil de bacalao, bonito y una salsa de cítricos.
Muy curiosamente original y refrescante al paladar, un bocado muy fino.




Sorprendente el tercer pase a cargo de una hamburguesa de corzo, con un crujiente de queso extremeño junto a un espárrago a la plancha y OJOOOO.... una mantequilla de café saladacon jugo de anchoa.
Quizá uno de los ingredientes que más me cautivaron y sorprendieron porque me pareció soberbio, servidora, tocó el cielo del gusto por ese indudable sabor a café con un sutil regusto a anchoa y una textura agradable que me fascinó. Un acertado contraste de sabores.




Bacalao desalado hecho al vapor envuelto en un alga llamada lechuga de mar (crece en la zona intermareal de la mayoría de los océanos del mundo y contiene vitamina C y A), que realmente lo que hace es sujetar los propios jugos del bacalao, la base es una crema de cebolleta tierna, su propio pil pil y una emulsión de vinagre de membrillo con un toque de coco, que es lo que está de debajo de las ideales flores, a modo de jardín.



Un plato inmenso también súper original, de gran sensibilidad que repetiría una y mil veces, olor y sabor muy equilibrado, los ingredientes para nada restan sabor al bacalao que sabe a lo que tiene que sabery está en su punto perfecto.
Quizá la base de cebolleta me recuerda un poco a un puré de verduras, pero en todo su conjunto me parece un plato redondo.

La vena artística de Gustavo sale a relucir en cada unos de sus platos con sabores increíbles y una presentación muy cuidada, que finaliza los pases salados con una carrillera de ternera guisada al vinagre de bodega, vinagre que ha estado en barrica, con mostaza blanca y unos daditos de jengibre.



Otro plato que se sale de lo normal, con un aroma y un sabor brutal, la carne súper tierna se deshace en la boca como si fuera mantequilla.... uffff delicioso y el aporte del punto picante del jengibre junto al dulce de la zanahoria, superior!

En definitiva platos muy ocurrentes que Gustavo elabora desatando todo un tormento de sabores capaces de sorpresa al paladar más labrado, gracias a una cocina que hermana acidez, contrastes y tradición sin olvidarse del producto que le proporciona la tierra. Un equilibrado cóctel de cualidades que adquirió de su experiencia entre fogones y de su pasión, creatividad y valentía que afortunadamente podemos disfrutar en esta casa.

Francis, ejerce de jefa de ceremonia amable, prudente y sincera contándonos a las mil maravillas cada uno de los platos, anécdotas y detalles preciosos de las elaboraciones y los productos en una charla muy agradable e interesante, sin olvidarnos por supuesto del final de fiesta más dulce, el postre.



Un último pase para rendirse a dos maravillas de postres aptos para grandes golosos como yo, adicta al chocolate y a cualquier dulce que me pongan a la vista.



Me ha encantado la cocina de Gustavo movida por la libertad, las propuestas elegantes y sabrosas de sus platos tan sorprendentes como poco habituales, el buen producto y esa palpable motivación que nace de la ilusión para afrontar un proyecto tan importante como este. Todo aquello que un día soñaron Francis y Gustavo, demuestran que con mucho trabajo y amor al arte, se puede.






Una experiencia altamente recomendable que pienso repetir a la más mínima ocasión que pueda ya que tengo pendiente probar el menú largo de Galoria y por supuesto deleitarme en esa maravilla de terraza copa en mano, disfrutando de buena música. 
Además de por la amabilidad de todo el personal y un buen rollo para dar y tomar.
Ser feliz es solo una consecuencia, así que toma nota de este lugar  por sus platos emocionantes para disfrutar en un marco incomparable, porque va a dar mucho que hablar!
Como dijo el escritor best seller er Joël Dicker en ocasiones “resulta difícil ser simple”.




* Por cierto, si estás pensando en pernoctar en Lerma, te recomiendo que te quedes en El Palomar de la Cuesta, en pleno centro de Lerma, en la calle La Cuesta.



Y así disfrutar de tus amigos o de tu familia, en esta casita rural de tres plantas como para unas 8 personas, súper acogedora y agradable, con zona exterior para barbacoa y un saloncito con chimenea en el que seguro vas a disfrutar de inolvidables momentos.





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