Al rico gazpacho...


Se nos va, oye, que se nos va el verano... y no quiero que se me escape sin presentarte a mi amigo! 
Presumo de tener un amigo de viejo, con los amigos deben serlo. Nos vemos de plato en plato. Cada año se presenta en casa al final de la primavera y rara vez se queda cuando el otoño arranca las hojas rojizas de los árboles. Le encanta el bogavante fresco, el melón en bolitas, una fresca y crujiente vinagreta y un buen godello.
Es una sopa rosada, que me enamora en junio y se marcha en septiembre cruzando el océano para visitar otros paladares. 
Hay días que es una sopa y otros que presume de apellido aristocrático y se siente más puré. Lo quiero tanto que cuando lo veo, me bebo nuestra relación de un sorbo. Este amigo mío se llama gazpacho,y cuando lo meten en un bote se pone triste y se edulcora. 
Vivan las batidoras, el pepino, el tomate maduro en rama, la cebolla blanca, la pizquita de ajo. Vivan los curruscos de pan tostadito, los trocitos de jamón, el chorrito de aceite de oliva y hasta las gotitas de tabasco (como yo me lo tuneo).
Viva el verano.
















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