FUENTE DE LA ACEÑA. QUINTANILLA DE ONESIMO. BURGOS.

Como lo prometido es deuda y más vale tarde que nunca... (me encanta el refranero popular español) no quiero dejar pasar más tiempo sin contarte mi experiencia en Quintanilla de Onesimo, en la provincia de Burgos.

Si tienes idea de visitar alguna bodega en la Ribera del Duero o hacerte una pequeña escapada por estas tierras para disfrutar de rutas campestres, interesantes pueblos o de la arquitectura  y gastronomía de la zona, te recomiendo que visites Fuente Aceña Hotel Boutique, en la Calle Molinillo, s/n.
Si lo que buscas además es paz y tranquilidad, sin duda este es tú lugar para pasar una o dos noches.

Fuente Aceña es un coqueto y románticon hotel ubicado en un antiguo molino harinero restaurado, junto al río Duero, un pequeño oasis de paz en un marco incomparable, con paisajes espectaculares para perderse. Una escapada que merece muy mucho la pena si lo que quieres es hacer un paréntesis en tu vida de ajetreado urbanita.


Además de ser todo un paraíso foodie insospechado, en el que disfrutar de la cocina de proximidad y de temporada para quitarse el sombrero!!!

El restaurante se encuentra en el edificio del antiguo molino que fue rehabilitado respetando los materiales y espacios de la fábrica de harinas dando lugar a un par de restaurantes. En la primera planta se encuentra una zona de restauración quizá más íntima y elegante. La segunda que es la que yo conocí, más amplia y luminosa, con ventanales que dan al río.


En la decoración de corte minimalista, no falta la bella combinación de la piedra, el ladrillo y sus pilares y vigas de hierro antiguo, dando lugar a un entorno ideal y acogedor para disfrutar de una buena comida junto a la pesquera del Río Duero que servía al edificio para su antiguo uso.




Pero no menos agradable es su pequeño salón con sofás y chimenea junto al bar de la entrada, donde puedes tomarte una copa de vino viendo a ras como se mueve el Duero, desde la cristalera de fondo. Es uno de esos sitios en los que ya sin probar bocado tiene mucho ganado!!!


Fue una cena informal y poco contundente (para desengrasar la comida), en la que en todo momento Valerio, sommelier del restaurante, estuvo pendiente de nosotros recomendándonos con una amabilidad y profesionalidad exquisita.  
Platos para dos a compartir, con una calidad y un punto de magia increíble de la mano de Pedro de Rodrigo, que me rechiflaron por su calidad y creatividad. A destacar sus platos más especiales como la lasaña de morcilla, el cochinillo confitado con manzana asada, el foie de pato escabechado... Prepárate para salivar en un lugar con mucho encanto.

Maridamos la velada con un vino rosé (lo de rosé es porque se trata de un clarete envejecido en barricas francesas) biodinámico, (muy de moda últimamente... la biodinámica consiste en que la planta viva en un entorno puro completamente natural, creando sus propios desequilibrios eliminando totalmente el uso de pesticidas químicos, que puedan alterar todo el ecosistema), recomendado por Valerio, toda una sorpresa conocer y disfrutar este caldo de Bodegas Negón de Fuentecén.


Un vino fino, agradable, con tenues matices en boca a albaricoque, gominola y flores silvestres, destacando en nariz la canela muy sutil, laurel y clavo. Te lo recomiendo para degustar con ensaladas, sushi, quesos, arroces o incluso carnes, vamos, que es agradable con todo.


Sabrosos platos a base de ensalada, verduras y atún



Platos elaborados con productos frescos de la huerta, con mucho color, sabor, que te deleitan la vista, alimentando el cuerpo y el alma, todo un placer para los sentidos.
Estupendamente ejecutados y con una presentación muy agradable.



Del dulce final que contarte... te enseño la cara A.


Y la cara B.


Pero lo mire por donde lo mire, está increíble mezcla de texturas de chocolates estaba espectacular, no te vas a poder resistirte a probarlo aunque no seas muy chocolatero, ya te aviso.

Toma nota , porque esta copita de vino dulce Oremus 3 puttonyos que tomamos de lo más relajados, tampoco estuvo pero que nada mal. Este vino está criado tres años en barricas tradicionales húngaras, más 2 años en botella en profundas grutas de tufo volcánico. Tiene un aroma frutal mágico como a piña, melocotón, manzana y un punto de crianza.
Nos dejó un sabor indescriptiblemente dulce, a una maravillosa velada en este lugar tan especial. Un final largo encantador.


Cualquier momento es bueno para hacer una escapada enoturistica, yo desde luego pienso repetir esta experiencia a la mínima que pueda ya que tengo pendiente probar varios platos de la carta que se me han quedado clavados en la mente y por puesto pernoctar en esta maravilla de hotel.
Toma nota.


Gracias Valerio por todo, fue un placer conocerte, hasta la próxima.

  

                                  




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