LA CIUDADELA BY DARÍO CARNICERO.BURGOS

Seguro que esta escena te suena: es viernes (o, en mi caso sábado) y sales del trabajo -con ganas de desconectar, reírte y comer rico, rico. Dicho en un par de palabras: "quieres sorprenderte".
Quieres algo diferente, algo bueno, pero informal??

Pues tengo una propuesta para ti. Apúntatelo 😜
Érase una vez un restaurante llamado LA CIUDADELA, situado como ya te comenté (en un post anterior) en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, en el Mirador de un Castillo encantado, sin duda la mejor ubicación para disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad. 


Hoy, quiero contarte mí último descubrimiento, aquí en lo más alto de la ciudad de Burgos. 
Se trata ni más ni menos del restaurante de La Ciudadela, una cocina sencilla pero de altura a cargo de un joven cocinero llamado Darío Carnicero que habita en este castillo, el cuál ejerce libremente su pasión y su profesión: - " Llevo una cocina y cocino lo que pienso" - como el mismo comenta.


Darío se ha formado en restaurantes como Mugariz, Abadía Retuerta o el Polisón entre otros, donde además de confianza ha ido evolucionando y creando su propia cocina personal y creativa.
Con los productos naturales de su huerta, él mismo fermenta o encurte en vistosos y coloridos tarros de cristal todo tipo de hortalizas y vegetales como la flor de loto, el ruibarbo... que después utiliza consiguiendo así no solo un chute de "umami" en sus platos, sino también creando vida, ¿no es bonito?



A mi, desde luego ya me ha ganado por su inquietud a la hora de cocinar, su desenfado sin complejos, su profesionalidad y sobre todo por esa cocina de autor tan original para rechupetearte los dedos a un precio más que razonable... además de ser super majete!!!


... Y colorín colorado, este cuento acaba de empezar...

A pesar del invierno instalado en nuestras vidas (pero oye, para eso somos de Burgos) no me resisto ante un buen plan de sábado noche y allá que me planto en La Ciudadela a probar la cocina natural y estacional de Darío. 

Pensé que el comedor se encontraba en la segunda planta de La Ciudadela, pero para mi sorpresa se ubica nada más entrar, en la zona de "cafetería".


Un espacio con un interiorismo en madera muy sencillo... con una larga barra, varias mesas y una pequeña cocina vista que nos recibe al entrar, poco más. 
La estancia algo fría (literalmente) con poco despliegue estilístico, me resulta muy poco acogedora sobre todo para una cocina más que sorprendente. Será que la belleza está en el interior???



Mi experiencia fue de noche, pero tengo ganas de repetir a la luz del día donde seguro es una gozada disfrutar a través de su gran ventanal de una vista de postal idílica de Burgos, todo un lujo.

Entre sus especialidades que también puedes disfrutar en barra, vas a encontrarte los originales arroces de chuleta, bogavante, de calamar y pulpo. El pastrami casero, espectacular!!!

Como queríamos probar de todo un poco nos lanzamos a esa fórmula aleatoria compuesta de varios platos, más aperitivo y postre que siempre suele guardar gratas sorpresas... Si!!! un menú degustación.
Lo acompañamos con Antídoto, un sabroso tinto de la provincia de Soria, de la zona oriental de la Ribera del Duero. 



Un vinazo clásico, en el que la fruta y la posterior crianza encajan perfectamente, todo un acierto que nos recomendó Rodrigo, el cuál durante toda la velada nos trató muy amablemente, explicándonos cada plato al detalle con una sonrisa y sin apresurarnos en ningún momento.

El paseo culinario comienza con un aperitivo a base de * Raíz de flor de loto a la gabardina con pasta de gamba y salsa Teriyaki.


Sorprendente y sabroso a partes iguales a pesar de estar pelín templado y poco crujiente. Un ensamblaje de sabores muy acertado y poco visto.

Seguimos con un plato marca de la casa * Pastrami totalmente casero, con sus famosos encurtidos de la huerta como el romanesco, calabaza...


Un pastrami espectacular con carne de vaca de primera, junto a una gran alternativa como acompañamiento...los productos de la huerta que Darío encurte y fermenta con gran maestría. ¡Alerta foodie, porque este plato no sé te puede escapar!!!

* Gyoza de ciervo.


La gracia de este interesante plato consiste en romper la fina y crujiente tortita que recubre a la gyoza y comerlo todo junto.


Una gyoza rellena de un agradable guiso de ciervo con mucho sabor, acompañada de una salsa de pato. Un plato curioso, pero que me resultó un poco seco.

* Nachos de oreja de lechón y guiso a la vizcaína.

Sí te van las orejas y los nachos esté plato te va a flipar, si no, lo mismo hasta te convierte. 


Se trata de el clásico guiso de oreja "sin cartílago" acompañada de una espectacular salsa, pero en versión moderna y con un sabor más que glorioso. 



Ojo, que no vas a poder comer solo uno. Olor, sabor y originalidad en estado puro, de lo mejorcito de la noche!!!

* Tuétano a la parrilla.



Otro de los platos medalla de oro o plata. Estaba muy tierno y jugoso, la salsa suculenta y la untuosidad muy suave, en su punto. Si me dicen que yo voy a comer tuétano no me lo creo... y aquí estoy yo disfrutando de este tuétano que junto a diferentes encurtidos y brotes de huerta, voy untando como si fuese un foie en las tostadas, experimentando muchas y buenas sensaciones.

* Vieira a la parrilla.


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Un agradable bocado de mar, con unas agradecidas verduritas de otoño, tuétano rallado (lo blanco que parece queso rallado, si. Por sino quería tuétano... ) y un jugo de ternera, superior la fusión de sabores tan acertados y deliciosos en boca, como originales.

* Arroz de txuleta.



El arroz meloso en su punto y la tersa carne que sube un escalón gracias a la parrilla con un sabor super potente. Otro plato especialidad de la casa, divertido y lleno de curiosos matices por las diferentes especias que Darío utiliza dando su toque personal, siempre con gran acierto. Un sabor espectacular... es recordarlo y temblar del gusto, claro.

* Tierra de cacao.



Con crema de almendras y helado con especias africanas, violeta y canela. Y mira que soy de chocolate, pero el postre me pareció solamente correcto. He de reconocer que no fue de lo que más me entusiasmo precisamente. Tampoco puedo decir que estuviera mal porque no era el caso, pero no me maravilló, ni sorprendido.

Darío Carnicero es un cocinero lleno de alma que tiene potencial de sobra para llevar sus platos hacia un merecido reconocimiento. Lo demuestra día día en la cocina de La Ciudadela, donde ha desarrollado un estilo muy personal que me gusta y divierte. 
Te aconsejo que sigas de cerca a este cocinero porque lo que hoy es un restaurante correcto, mañana puede ser un templo para los amantes de la buena mesa. 
Creatividad y singularidad, ese es el secreto de este chico que promete dar guerra de la buena, a un precio sensato.



Pd: En el mes de febrero han renovado y actualizado alguna cosita del comedor y la carta, así que aprovecha y ve a deleitarte de estos platitos de altura en el castillo de Burgos, a que estás esperando???




















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