VAMOSSS A ROA, ROA... ROA ROA....

Esos planazos molones que surgen como de la nada y se convierten en momentos únicos e inolvidables???
Pues eso mismo me ha sucedido este fin de semana....gracias a que el cambio climático nos ha vuelto a regalar un sábado espléndido con un sol radiante, una temperatura primaveral y que he tenido la suerte de tener un fin de semana un poco más largo de lo habitual, me lié la manta a la cabeza y a explorar Roa que me fui, en concreto a comer lechazo al Nazareno, no os digo másssss.


Otro de esos lugares que tenía pendiente de visitar y del que me habían hablado maravillas. Muchos de vosotros, sobre todo los de aquí de Burgos probablemente lo conocéis y a buen seguro sigáis recordando con una sonrisa. A los que aún no os habéis dejado caer por aquí, ahora sí que no tenéis excusa, os recomiendo que aprovechéis e incluso hagáis noche para disfrutar a tope de toda la zona, aunque Roa no es en sí una belleza de pueblo (con todo respeto) el paisaje es precioso y más en esta época del año, se encuentran lugares interesantes con gente estupenda.

Es uno de los templos del asado en Castilla León, situado en el centro de Roa me encuentro ante la gran fachada del restaurante familiar, el Nazareno, con unas vistas desde su balconada a la Ribera del Duero de auténtico lujo donde aseguran no tener ningún secreto para esto de el cordero... únicamente una selección muy rigurosa de la materia prima y un asado a fuego lento en horno de leña a base de brasas de encina unas dos horas y media.
Un restaurante sencillo, auténtico, donde se cuida lo importante: lo que se sirve en el plato.



El rico olor a cordero hace su aparición desde la calle aún en la puerta, se me hace la boca agua nada más entrar, el comedor esta lleno pero tengo suerte y nos acomodamos en una mesa a la vista del maravilloso y enorme horno de leña decorado con unos azulejos ideales, por el que no dejan de pasar ante mi vista lechazos y más lechazos.
Al frente de los hornos Roberto, que con la amabilidad que le caracteriza es ya la sexta generación de esta familia junto con su hermano Quique, su encantadora mujer Sara y su gran equipo, se dejan la piel en el negocio de varias generaciones de" Nazarenos".




El ambiente es amplio, luminoso y hogareñamente acogedor entre la madera del mobiliario, el horno y las fotos con personajes famosos que han visitado el Asador Nazareno a lo largo de todos estos años inundando cada una de sus paredes.
Mesas plagadas de gente sonriente, concentrada haciendo lo mejor que se puede hacer en este lugar...disfrutar de sus ricos manjares!!!



La carta es corta, sin complicaciones, se resume en clásicos entrantes a base de una buena morcilla de Burgos, espárragos Cojonudos, un buen jamón ibérico o sus famosos langostinos al ajillo entre otras lindezas y por supuesto la estrella de la casa ... Su lechazo, el cual no tienes ni que pedir porque ya cuentan con te vas a dar un buen homenaje corderil!!
Sin embargo la carta de vinos es impresionante, extensa y diversa, un libro, pero tal cual... aunque ya os podéis imaginar los más descatados, ¿¿¿como no pintarnos los labios con un buen Ribera del Duero???


Conseguímos despegarnos de la indecisión culinaria rápidamente, para poder dedicarnos un buen rato a escoger el vino... al final nos inclinamos por un magnífico tinto crianza para acompañar al plato más carnívoro de la comida.


De Pedrosa de Duero, un vinazo con uva 💯por💯 tempranillo, suave, delicioso, goloso y amplio, donde la madera juega un interesante papel, aportándole un punto especiado y cremoso.


Elegimos solo un entrante para no saturarnos mucho y nos pimplamos unos langostinos en una clásica salsa al ajillo con un gusto que para que, una sabrosa y diferente manera de disfrutar de un plato de los de toda la vida que me chifló, para luego poder hacer barquitos con la torta de pan y chuparse hasta los dedos..."pecata minuta", umhhhh aún puedo sentir su saborazo, buen producto, tamaño y ración generosa.


Y por fin llega el momento de disfrutar el plato estrella del Nazareno, el lechazo de raza churra en su cazuela de barro, se me saltaban las lágrimas de alegría al ver las costillitas pequeñinas y churruscadas...


Que decían....Bertaaaa comemeeeee!!!


Junto a un sencillo acompañamiento a base de lechuga y tomate que refrescan el bocado más delicioso.


Una carne muy sabrosa, tierna y crujiente por fuera, aunque como añaden manteca al lechazo, en mi opinión se queda un poco grasienta la salsa y se hace pelin pesado.

Gran homenaje que concluyo dulcemente con un postre típico de la época del año, unos caseros y deliciosos buñuelos de nata, gentileza de la casa.


La comida redonda, un exquisito servicio y una agradable sala donde impregnarte de un concepto totalmente arraigado a la tierra.
Una experiencia necesaria y altamente recomendable para una zona con un excelente nivel gastronómico, que para mí no terminó aquí ya que muy amablemente Roberto me estuvo enseñando la estupenda cava que tienen en el comedor de arriba, desde luego una bodega con unas referencias que cualquier apasionado soñaría con pedir y ya no os cuento... poseer.



Deseo de corazón una larga vida al asador Nazareno, un espacio que sin duda debéis visitar, que el tiempo y el buen hacer ya se ha encargado de poner en su sitio hace mucho tiempo.
Ha sido todo un placer conoceros.



Es maravilloso ver la zona de la Ribera del Duero en esta época del año, con sus pintorescos paisajes de la zona, me chiflan sus viñedos reluciendo al sol con un colorido impresionante.



                                    













Comentarios

  1. Hija mía, es que tenian pintaza hasta la lechuga y el tomate, ¡que homenajes te das! Y las fotos de los viñedos con ese día tan bonito que os hizo, ¡preciosas! No soy yo muy "corderil", hace mucho que no como le hago pero al leerte se me ha afilado el colmillo, jaja.
    Un abracete y feliz Noviembre, guapa.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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