LA JAMADA.BURGOS.

Os confieso que me he vuelto a dejar caer por casa de Arrabal para pegarme una buena JAMADA y probar platos que desde la primera que estuve aquí se me quedaron grabados en la retina y es que si una no se mima....!!!

Ya os hablé de la JAMADA en mi primera visita hace algún post, me apetecía disfrutar de un momento más relajado con la tranquilidad de un día de diario.
El local como ya os comenté se encuentra muy céntrico, en la plaza Mio Cid,  lo cual es una gozada porque siempre y cuando haya sitio pilla a tiro de piedra, siendo además una propuesta muy divertida y agradable de compartir.


En esta ocasión comimos en la planta baja (os recuerdo que el local, cuenta con tres plantas) y allí cómodamente sentados, como si estuviéramos en el salón de casa, viajamos por el globo sin movernos del sitio ni apretarnos en clase turista y a la vista de Antonio Arrabal, que más podíamos pedir.😉


Comenzamos el viaje con dos maridajes diferentes, que combinan a la perfección con este tipo de comida tan mundial.

Un blanco albariño aromático y bien fresco que pude probar y me gustó muuucho e incluso os recomiendo para cualquier otro momento.


Mientras yo me daba a uno de mis últimos caprichos, la fabulosa (en mi opinión) cerveza burgalesa Dolina, haciendo patria como no, pero lo mejor es que es deliciosa.


Empezamos el periplo en el lejano oriente con un sugerente carpaccio de pez mantequilla con ensalada de alga wakame y salsa agripicante.


No es pez mantequilla como tal, proviene de la familia del pez escolar que suele encontrarse al Norte del Océano Índico y en la costa oeste de África.
Hay que cocinarlo con sumo cuidado, ya que a más de 70 grados prodia resultar venenoso, su carne es de un color blanco nacarado, una consistencia firme y grasa. 


Original y la presentación estupenda, pero por si sólo el pescado es algo insulso incluso pasando algo desapercibido su sabor, debido a la lucha de poder entre los dos ingredientes restantes, un plato que no sabes si estás comiendo pescado o que, pero que a pesar de ello, me gustó.

Continuamos con los nombres mas exóticos con unos makis de salmón, aguacate con ternera braseada y vinagreta de chalota.


Nuevamente maravillosa puesta en escena y es que los platos a pesar de no ser platos como tal sino una especie de tablas con sus "dibujos" de lo más divertidos, da gusto ver cómo lo presentan, son mini cuadros... como pequeñas obras de arte.


Un vaivén de sabores muy acertado en el que destacan los toques braseados y el sutil frescor de la chalota.
Un gran fallo es que el arroz se les quemo un poco, lo que aportó un toque menos agradable a lo que en si era el plato, una pena.😬

La regañá de wagyu y trufa de verano, soberbia... un sabor delicioso y eléctrico que me chifló, la carne de wagyu suave como mantequilla😋


En cada plato puedo sentir el proceso de elaboración lo más cercano posible, con una cocina abierta y un chef expuestos en todo momento ante mis ojos, el moment se convierte en todo un lujo.

Otro de los puntos fuertes de la carta son sus ensaladas, de esas que no sabes por cual decidirte cuando las ves en la carta... nos liamos la manta a la cabeza y la elegida fue la de Txino con Txapela, una ensalada vietnamita de pollo y calamar, chalota, zanahoria, col china, cebolla roja curtida, vinagre de arroz, cilantro y menta.


Original sin duda, pero el pollo ni con lupa se podía encontrar, el conjunto de sabores del plato a mí particularmente me gusta, pero entiendo que es una ensalada que a mucha gente puede que no le encaje, sobre todo a aquellos que que os gustan los platos más clásicos.
Los sabores se reducen a más de lo mismo....los agridulces o agripicantes, quizás acaban aburriendo e insisto que a mí me gustan, pero ojo a vuestros paladares.
Si no lo tenés muy claro, decantaros por platos más sencillos o que al menos hayáis probado😬

Termino la crónica con dos de los platos fuertes de la carta, el  pollo teriyaki en tempura con salsa a la jamada.


Marinado en salsa de ostras verduras y soja, en tempura y frito, valoro todo el trabajo que lleva, pero me resulta más de lo mismo, mismos sabores que enmascaran en este caso al pollo, nuevamente salsas agri... picante...dulce... me aburroooo.

Quizás lo que más me guste de toda la carta sean sus hamburguesas, para todos los paladares, carne de ternera, lechazo, pollo, incluso para los que no quieren aparcar el veganismo ni por un momento.
Sugerentes propuestas para que la Jamburguesa resulte lo más original y diferente posible, con ingredientes curiosos, yo creo que este es el punto donde la carta hace base.
No dejéis de probar la hamburguesa de morcilla de Burgos o la muy pecaminosa de chuleton de ternera gallega...interesante para compartir y así podéis pecar doblemente.


Jamburguesa de pollo al curry con jengibre, salsa de mango, tomate, cochina y rúcula... toma yaaaa , muy rica, está es la que me pedí para variar.
La carne además la puedes pedir a tu gusto y el pan esta súper rico, tierno y marcado a fuego....

Llegando al punto más dulce de la carta, me entran las dudas... al final me decanto por los Mochis de chocolate blanco con té matcha y crema de fresa.


Un postre que os recomiendo si sois muy golosos, original textura, parece que estas comiendo una gominola, sabor especial con el punto del té.

En definitiva un lugar al que volver de vez en cuando, pero ojo con la compañía que elegís porque son sabores que no a todo el mundo agradan.
Para los que preferís sabores más tradicionales yo os animo a que os dejéis llevar, os vengais arriba, seáis un poco atrevidos, un poco desvergonzados y probéis platos nuevos, no os arrepentiréis. Y si no os gusta, por lo menos lo habéis intentado, abrid la mente.

Así que larga vida a este lugar con buen rollo, al rumboso Arrabal y a la hedonista máxima de comer, beber, pero sobre todo disfrutar.
Lets Jam!!!






































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