SAN JUAN DE LUZ.

Solo un par de breves retazos para hablaros de San Juan de LuzLa ciudad de los Corsarios ya que esta ciudad tiene un fuerte pasado histórico marinero.
Durante el siglo XVII fue la base de los corsarios vascos y es a su vez una de las localidades con más historia turistica de Francia.

No sé que tiene pero me encanta pasear por sus calles, ver sus tiendas, disfrutar de la pulcritud de los manteles que lucen las mesas de todos los restaurantes vestidas de Linge Basque (os comento por si lo desconocéis, que se trata de tejidos con estampados a rayas de lindos colores muy típicos en el País Vasco), pasear por su mercado y por sus casitas de colores por la playa... 
San Juan de Luz, gira alrededor del mar y de sus calles de tiendas llenas de bullicio, perfectas para caminar sin prisa. Un plan estupendo para pasar un día delicioso, en cualquier época del año.

Concretamos pasar la noche en el Hotel Txoco un 3*, situación privilegiada ya que se encuentra en pleno centro histórico, en una de las arterias principales de la ciudad y a tan solo a 10 metros de la playa.
20, Rue de la Republique.



En la primera planta se ubica una pequeña recepción con un saloncito muy cuqui para los desayunos, o para tomarte un tentempié tranquilamente.


Luego dos plantas más, con unas pocas habitaciones muy correctas, limpias y con pequeños detalles agradables.

La nuestra estaba en la primera planta... Coqueta y muy alegre, una monada.


Con vistas y todo ...



El hotel cuenta con un pequeño y lento ascensor desde la recepción hasta el resto de las plantas de habitaciones, el problema es que si llegas con mucho equipaje es muy incomodo, ya que tienes que subir por unas escaleras en forma de "caracol" bastante estrechas simplemente para llegar a la recepción. �

En definitiva un hotel muy recogidito, agradable y acogedor, pero sobre todo muy muy limpio de hecho para limpiar las habitaciones la persona encargada de la limpieza "se descalza" literalmente, para pasar el aspirador... así da gusto!!!

El personal súper amable y dispuesto en todo momento a agradarte, a pesar del idioma ya que solo sabía francés.
Ubicación inmejorable.


De paseo ya por la linda ciudad, os recomiendo hacer una visita al pequeño Mercado Les Halles muy popular en la región que abre todo el año, todos los días de la semana.


Con puestos de todo tipo y de lo más originales, es un lugar ideal para descubrir todos los ingredientes que hacen que la gastronomía vasco francesa sea tan famosa.
Se respira muy buen ambiente y la variedad de producto local como por ejemplo el queso, es impresionante, en pocos mercados como en el de San Juan de Luz he visto tanta variedad de quesos, embutidos y verduras.

Quedé prendada del mercado, sus productos y el ambiente, pero sobre todo de un curioso "bar" que daba al interior del mercado confundiéndose con un puesto más, al que a su vez se podía acceder desde la calle...



Es un típico y curioso restaurante-bar de la zona aunque algo cutre para comer algo, me dio la impresión al ver algún que otro plato que por allí rondaba... pero para tomar un vino o un café, merece la pena conocerlo.


Sus asientos de madera son como los de un antiguo vagón de tren...




Continuando por el recorrido de la ciudad y de obligada visita la plaza Luis XIV, tomamos un pequeño bocado en el famoso Le Majestic, muy turístico la verdad pero dado que eran cerca de las 15 y no nos daban ya nada de comer en ningún otro lugar, no nos quedo más remedio...



Y es que eso del horario europeo... La cocina de todos los sitios cerrada a esas horas, fijaos a las 14:30 pasadassss.... Oh my Good.
Incluso estando tan cerca de España, ahora es cuando me sale eso de ¡¡Cómo en España en ningún sitio!!!

Total que nos tuvimos que conformarnos con un vino (así que a esas horas, nos miraban tan raro), un Sándwich Croque Monsieur y unas patatas fritas congeladas con ketchup....la cara de bobos que se nos quedo hubiera sido digna de inmortalizar.



Y se quedan tan anchos...
Por lo menos el camarero fue amable y en todo momento estuvo chapurreando español para entendernos, pero caro y reguleros, pues eso de " turístico"... Ojo si pasáis por aquí, con lo que pedís.


Callejeando por la Rue Loquin ya por la tarde noche, dimos por casualidad con un pequeño bistrot Bodega Koko rezaba en su fachada y es lo bueno que tiene a veces merodear sin rumbo, que descubres lugares fantásticos y tan recomendables como este.


Menos mal que entramos temprano a cenar (ya acostumbrados al horario Europeo) porque había mucha reserva y en seguida se lleno.


Amablemente nos acomodan en una mesita muy cuqui, en un ambiente de lo más agradable y relajado a media luz, pequeñito y muy coqueto.




Aquí empezó nuestra pequeña y divertida trama para elegir los platos... dado el francés tan espectacular que chapurreamos�

Con la bebida no tenemos problema...enseguida nos entendemos.


Un caldo brillante y sabrosamente francés.


En Koko tienen una pequeña carta y un par de platos del día, así que entre el traductor del móvil y el servicio tan atento y amable que en todo momento hacia todo lo posible para hacerse entender en español improvisamos una cena y que saliese por donde fuera....

Nos recomendaron los platos el día y compartimos, aún sin habernos quedado del todo claro en qué consistía cada uno.


No era precisamente lo que más nos apetecía para cenar, ya que se trataba de unos callos con su puré de patatas y adornado con un "Pétalo" hecho de remolacha.

Pero a su favor os diré que estaban exquisitos, tiernísimos y con un sabor muy fino que para ser callos ya es....junto a una presentación más que agradable.



He aquí el segundo plato del día, unos sabrosos filetes de arenque.

Ambos platos nos sorprendieron gratamente, esa mezcla entre la cocina tradicional y moderna, platos con ese "toque" de varita mágica que hacen que te enamores de las viandas, de un lugar, bien por sus ingredientes, bien por su presentación, o bien por su derroche creativo.


Mirando hacia su cocina, seguiamos sacar diferentes platos de lo más apetitoso...


Pero lo mejor estaba por llegar... una tabla de varias tapas de cocina fusión, muy elaboradas que acabaron por enamorarnos del todo.


Que pena que no se aprecie desde aquí toda la maravillosa amalgama de sabores, olores y texturas tan espectaculares, sabrosas y originales que allí se concentraron en un solo plato.



(No están muy allá las fotos, pero es que no me daba tiempo a repicar y estar en misa....estaba para chuparse los dedos....)


Todos los elogios se quedan cortos en este pequeño restaurante, para su cocina y todo su equipo, el cual nos hizo sentirnos como en casa en todo momento. 
¡¡¡ Chapeau!!!


Y por último y para poner el broche final a un día que nos estaba quedando de película... una pequeña reseña donde podéis tomar una copa... el PUB DU CORSAIRE, casualmente situado al ladito mismo de nuestro hotel, si es que ya os lo he dicho antes... El hotel, en un sitio de los más privilegiado, je je je!!!


Un local amplio con una decoración muy corsaria y pirata. Es como entrar en el interior de la bodega de un
Bergantin corsario... con un techo que recuerda a un casco de un barco volcado, un precioso mostrador de madera, música muy divertida que va cambiando de estilo según la hora... lounge, jazzy... 


Las luces de neón de varios colores iluminan el espacio y en la barra abundan los cócteles especialmente los que van preparados con "ron"... de hecho tienen una carta de bebidas y preparados que parece una enciclopedia.
Por supuesto cuentan con un gran repertorio de cervezas e incluso puedes tomar alguna tapa en su animada terraza.


Buen ambiente, nuevamente encontramos un personal amable y dedicado al cliente, se esforzaron en todo momento en agradarnos y hablar castellano, lo cual es de agradecer.
No hay que perderse una fiesta en este lugar y sentirse por una noche algo pirata..!!!



Tradiciones vascas y francesas ante el Océano Atlántico... esta es una de las características por las que el maravilloso pueblo costero de San Juan de Luz, no me ha dejado indiferente.

Espero haberos despertado él gusanillo��

















































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