LA CUEVA. BURGOS.

Mozos y mozas, para los que creáis que solo me van los menús degustación y ya! estáis equivocaditos... además, soy fiel amante de las comilonas de toda la vida (y de las sobremesas que se alargan hasta el infinito y más allá, of course).
De la ensaladilla rusa que abre, un buen chuletón que acompaña e incluso el chupito que cierra.  Que me tira, lo nuestro, lo de nuestra tierra, me seduce los castizo y sobre todo me pone lo bien hecho. Por eso hoy, te acerco uno de los restaurantes mas castellano y auténtico que ha parido Burgos!

Porque, como el producto de nuestra tierra variado y sabroso, no hay ninguno y ya va siendo hora de grabarlo en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Toma nota, pequeño tragaldabas porque quizá no te acordabas de este famoso restaurante burgalés que tiene como paisaje la catedral y está recomendado en muchas guías turísticas, prueba de ello su Medalla al Mérito Turístico y Premio Restauración Castilla y León: señoras y señores, con todo ustedes el Mesón La Cueva.



Y es que, este lugar, es una pequeña oda en toda regla a los reconfortantes platos caseros de la abuela, ricos pucheros de olla podrida, espectaculares guisos... platos, de esos que abrazan el estómago y alimentan el alma.
Baberos en posición!?

Fundado un 3 de marzo de 1968el Mesón La Cueva ubicado en la plaza de Santa María, lleva ofreciendo una cocina de marcado carácter tradicional con raíces castellanas a todos los burgaleses y foráneos que hasta allí se han acercado a lo largo de estos años. 



Es una casa de comidas de las de toda la vida, como la que se destilaban antes, con alma de verdad, mesitas de madera y una decoración al más puro estilo castellano que lo impregna todo: paredes de piedra, vigas, columnas de madera y espectaculares vistas a la entrada principal de la catedral, todo esto hace que ese restaurante sea el lugar idóneo para disfrutar de la gastronomía más castellana.







Cada sabroso plato hecho con cariño, con el de antes y el de ahora. Aquí encontrarás productos bien honestos y recetas de cocina tradicionales como su famosísimo y espectacularrrrrrr rabo de toro en su cazuela de barro, haciendo “chup chup” la espesa salsa que cubre una tiernísima carne..., la olla podrida otra de sus especialidades, como los deliciosos flamenquínes, platos de caza en temporada, caracoles o cangrejos, sin olvidarnos de la famosa morcilla de Burgos y las clásicas chuletillas de cordero.









Estos son parte de una extensa y completa carta con sabores de antaño, que forman su oferta gastronómica. Todo ello natural, casero y muy bien hecho.
Por cierto, de martes a viernes tienen menús caseros y los jueves.... toma nota: ¡cocido!

Por cierto... Miguel nos recomendó para maridar estas lustrosas viandas El Jardín de Nicolas, un tinto de la Bodega Peñacoba, Ribera del Duero, que yo desde aquí te recomiendo a ti, porque me pareció un vino muy agradecido de beber, poderoso, meloso y sabroso, de esos gustosos al paladar.



Si has sido listo y dejaste hueco en tu estómago... además de otros postres caseros, te recomiendo que si eres tan goloso como yo, atrévete a pedir la contundente tarta de tres chocolates, que a mí me produjo una esquizofrenia calórica, palpitaciones aceleradas y chocoorgasmo a tope, vamos, un placer absoluto!



En La Cueva se respira jolgorio de sabor y es el sitio perfecto para pegarte una buena comilona a base de picoteo y un buen contundente segundo plato bien sabroso, su propuesta es clara: sencillez y productazo a partes iguales.

Platos de toda la vida muy bien elaborados por las manos de Oxana que lleva más de 15 años al mando de los fogones y por supuesto la experiencia y profesionalidad de Miguel Pinillos, actual responsable de este clásico y especial restaurante de nuestra ciudad, que ha seguido manteniendo el legado y espíritu que dejaron sus padres Don Senén Miguel Pinillos y Doña Rosa Tello, fundadores del restaurante, que La Cueva continúe siendo uno de los lugares más castizos y emblemáticos de Burgos conservando los  platos más tradicionales de la ciudad, y donde han visto pasar a generaciones y generaciones de disfrutones, que como ahora y siempre, continua dándonos de comer platos de toma pan y moja, que dan la felicidad.



Un restaurante dentro de los clásicos, punto de referencia de la cocina castellana que no pueden faltar si te entra el mono de cocina de la tierra, está para repetir, palabra, porque todo es delicioso, sin duda un gran ejemplo de lo acertado que es ofrecer pocos platos, pero muy bien elaborados. 
Y sí, se puede comer de escándalo sin florituras ni moderneces estrelladas.





* Gracias Miguel por tu especial atención y amabilidad, un placer conocerte!




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